martes, 20 de diciembre de 2011

Enfermita

Otra vez mala.

Suelo pillar un catarro por estas fechas. Es mi máxima capacidad de manifestación navideña.

Recuerdo unas Navidades especialmente divertidas cuando yo estaba en un pijama rosa de Snoopy y se presentaron cuatro amigos con dos pelis de American Pie y una bolsa de palomitas en la puerta.

Cuando tú no te paras, el cuerpo te para. Y desde exámenes no he levantado cabeza. Además, hice caso omiso de mis necesidades de dormir yéndome de fiesta o estando todo el día andando con el frío de diciembre. Todo eso sumado al hecho de que sabeis que la semana pasada no fue una buena semana. Y si no lo sabeis tampoco lo voy a contar aquí, que ni soy una seudo-adolescente ni pretendo serlo.

Después de la semana de mierda, el viernes estuvo genial. Estuvimos durante tres cuartos de hora 11 en una mesa de 6 despotricando sobre medicina. Después de cenar fuimos andando a un sitio que estaba bastante bien. Incluso bailamos la Danza Kuduro y todas las canciones por ese estilo. Los médicos de fiesta, una rara avis al menos en los cursos no-clínicos. Aunque luego los que te vienen a vender bolígrafos y entradas de fiesta de 6º parecen n00bs.

El domingo hicimos quedada de recuperación de la ECH.

Fue extraño, porque hacía como 100 años que no nos veíamos. Y la última vez fue un poco tirante. Ahí estábamos un pequeño grupo (un muestreo, como en el examen de epi), año y medio más mayores. La comida y el plan de después tuvo un toque nostálgico y de cabreo general. Si la ECH es nuestra adolescencia, con todos nuestros proyectos y esperanzas, la universidad es el absurdo encuentro con la realidad del futuro cutre y soso.

Por la tarde, nos fuimos al London Market. Álex y yo habíamos ido por la mañana, y lo habíamos flipado. Así que decidimos repetir por la tarde. Entre las tiendas estaba Cyberdog. Cuando el tío que nos cobró me dijo "today euros and pounds are the same" dije "woah, happiness day then" y nos infló a pegatinas. Álex se compró una camiseta y una bufanda, yo otra bufanda y compartimos los discos de las sesiones de Cyberdog. Lo que nos hubiera costado unos 110 euros nos salió a 75 euros (happines day then). Yo también me compré una camiseta a lo sailor pin-up y unas manos con forma de calavera. Pero ya me explayaré más sobre esto.



Luego tocó Starfaps en el que decidimos que íbamos a seguir siendo escritores ante todo y alguien decidió que el iPod de la Sta. Caufield era precioso.

Volvimos a casa desde Nuevos Ministerios andando y fue una vuelta genial. Rajando mucho.

Eso sí, ahora estoy con constipa y muchos proyectos para navidades.   

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