He dejado lo de Praga hasta que me compre un cacharro de estos que alargan el puerto USB y encima te traen tres más. Teniendo en cuenta el tiempo del que dispongo y la exigencia de Álex en cualquier cosa electrónica... supongo que antes sale el Gólem de la sinagoga Vieja-Nueva que las fotos de mi cámara.
Este sábado me ha cundido sorprendentemente a todos los niveles. Incluso llegué a la mitad del complejo duodeno-páncreas, aunque la vascularización la he dejado para hoy porque no estaba psicológicamente preparada.
El sábado Álex y yo comimos juntos bastante tarde. Es lo que tiene ir a la ECH, sabes cuándo entras pero no cuando sales. Vino como salen todos los Juniors: flipado, extasiado y deseando volver a madrugar un sábado. Me estuvo contando sobre las clases y sus compañeros. Sorprendentemente, guardo en mi memoria episódica bastante bien la clase que le dieron.
"No sabéis la suerte que tenéis. Aún os queda por ver esas películas que te hacen mella. Luego quedan otras buenas, pero no es lo mismo".
Como comimos a las tantas, nos enganchamos a lo único decente que quedaba: la película de Expediente X.
Malísima.
Absurda.
Noventera.
Pero me encantó. Cuando normalmente te limitas a ver cine del bueno y de pensar, tener una película que te permita dar cabezadas y acurrucarte con tu novio durante 10 minutos sin perder un momento el argumento, es genial. Y si lo pierdes da igual, total el final se masca desde el gancho, que fue donde la cogimos. La verdad es que me apetecía muchísimo - y me apetece - ciencia-ficción barata, poco de pensar, mucho bicho.
Después de otro ratejo estudiando, llegué al final de un capítulo de House. Una locura, no sé cuántas temporadas habían pasado pero conocido sólo estaba Foreman. Si las series envejecen y degeneran, esta mínimo mínimo tenía un Parkinson, la mayoría de los personajes y escenarios conocidos estaban donde Cristo perdió la chancla.
Eso sí, salieron unos pulmones a los que cambiaban el salino y la FiO2. Y como eso lo tengo recientillo y espero que aprobado, quieras que no te hace ilusión.
Luego Álex puso The Walking Dead. Los dos primeros capítulos de la segunda temporada, así que va con spoilers. Tampoco me voy a poner a contar lo que pasa. El caso es que me parece surrealista que aquí el policía del amor, o sea, Shane, pegue ese cambiazo tan bestial. Álex dice que un apocalipsis zombie te marca, y eso queda obviamente explícito, más después de la primera temporada pero... no me lo creo.
Todavía, todavíiiiia... si la decisión la hubiera tomado a sangre fría, se hubiera arrepentido sobre el espejo y se hubiera rapado me lo hubiera creído. Un tío frío con ganas de sobrevivir aun cargándose a un compañero que se arrepiente, pero el muerto al hoyo y el vivo al hoyo. Vale. Todavía me creo que le pegues un tiro a alguien en la pierna para que se lo coman los zombies porque si le das en la cabeza y se muere no les atrae. Bueno.
¿Pero la mueca de malo del final? ¿De qué va? Una cosa es ser el hijoputa que te tiras a la mujer de tu compañero y la otra irte cargando gente en un mundo donde todos nos necesitamos a todos más que nunca. Ahora resulta que el colegio le ha vuelto oligofrénico.
Sí, recuerdo que dejé de ver esa serie porque los zombies molaban, pero a nivel literario parecía que la había escrito gente en descomposición también.
Luego antes de cenar nos tragamos un episodio de Bones en el que había una granja de cadáveres en descomposición. Fantástica. Y ya por último un capítulo de una serie que se llama El cuerpo del delito.
Suena bien, ¿eh?
El capítulo era de la segunda temporada, pero comeros los spoilers. Así tendréis tiempo de haber algo más interesante con vuestra vida (como las relaciones pancreático-duodenales)
Una forense que aparece en la escena del crimen con su mejor gabardina *sic* y con tacones de unos 8 centímetros. Un zapato muy realista si tu trabajo consiste en estar de pie constantemente. Yo cuando tengo prácticas de anatomía ya salgo destrozada, supongo que ella se habrá seccionado los nervios plantares.
La trama, una basura que ni siquiera llega a enganchar. Esta serie es superada de lejos por Caso Lacrimógeno, digo, Abierto.
Lo mejor de todo: la causa de la muerte es que se le reventó... ¡una arteria del bazo! Vamos a ver, guionistas, ¿dónde ponemos la arteria esplénica, la arteria polar y las ramitas? Me acuerdo de las clases en las que repetimos que la carótida no es la carótida, sino que es la carótida primitiva y quien no lo sepa es un ignorante. A esta mujer, creo que la corrían a bazazos.
Entiendo por qué no suelo ver la tele.
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