martes, 7 de febrero de 2012

Lana del Rey: prometías

La primera vez que escuché a Lana del Rey fue en la NME. Aunque escuchar la NME cada dos semanas sea como comer grajeas de sabores; un batiburrillo de distintos sabores con regusto indie, me llamó la atención. Luego la cafetería de mi facultad apareció empapelada de carteles con una chica rubia y camisa blanca, en el tono de cielo azul falso de disco actual; y antes de que hubiera puesto la L en el Spotify me salió un macrobanner con la misma chica con labios como tubos de plástico.



La primera escucha impacta. La voz de Lizzie Grant es melancólica y quebrada, lubricada con una copa a escondidas y un cigarro a medias. Es una voz que constantemente recuerda y constantemente teme al futuro, una voz que lleva mucho tiempo pidiendo perdón. La música acompasa la voz, volviéndose también nostálgica, impidiendo avanzar y salir del bucle (es de esos discos en los que no te das cuenta de cuándo saltas de canción, creedme). Son canciones con luz en morado y azul, con plantas verdes brillantes y cielos azules de CD, con vestidos blancos de flores rojas con el toque años 50 que lleva tanto ella como el ritmo que la acompasa. No soy capaz de ponerle nombre, pero igual que el toque quebrado de su voz su música tiene un aspecto onírico, totalmente desfamiliarizante.

Hasta ahí todo bien.

A la segunda escucha, empieza a ser algo cargante. Las letras empiezan a mostrarse más en profundidad, y te das cuenta que en vez del último verano antes de la pubertad en el que le gustaste a un chico, en vez de esos secretos de juventud de tu madre que empiezan a filtrarse, en vez de ese futuro que poco a poco deshechas... te cuenta la historia de su noviete.

De reinas de la belleza. De las Cheetah Girls.

No vale, de esas no, pero está a punto.

Repite high heels y beauty queen un par de veces por canción. Y el ritmo no habla para nada de reinas de la belleza. En su videoclip de Born to Die sale el equivalente al cantante en la cárcel de Escape the Fate. ¿Qué me estás contando? Hundes toda su carga musical para contarnos High School Musical en versión para mayores de 13. Porque eso no es real, son letras "bonitas" y fantásticas que no transmiten nada. Lizzie Grant dice que las letras significan mucho para ella, ¿tu mayor aspiración hace 7 años era tener un embarazo adolescente en tu fiesta de graduación? Me recuerda a la gente que rima habitación con felación.

Yo no me voy a meter en polémicas de si es una actriz cantante de una discográfica o no. Desde luego, si es verdad que las letras las ha escrito ella me lo creo. Es una música que intenta aspirar a la profundidad, pero se queda en qué escuchar cuando estudias neuro.


2 comentarios:

  1. La escuché también. Un ascazo, el ritmo me cautivó, pero luego la vi a ella, el videoclip a su novio malote e intuí (más que traducir diría yo) su letra. La descarte.

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    Respuestas
    1. Lo que yo no entiendo es por qué la encumbran, no para de salir en la NME, en SNL...

      Le están haciendo mucho mucho marketing, pero ella no lo vale. Es como si hubiera llegado a solicitar un puesto de secretaria (le pega mucho a una beauty queen, ser secretaria, ¿no?) y le hubieran dicho "te vamos a montar un personaje.

      Porque la música... mmmm... tampoco entiendo tanto, pero me da la sensación de que está bien hecha para vender. Realmente, suena muy nueva y tiene una voz bastante especial.

      Yo es que escuché antes las canciones que los vídeos, pero cuando vi al pintas ese fue como: has destrozado el disco.

      De todas formas, está bien para escucharla, pero yo no iría a un concierto suyo.

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Soy algo más visual...

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