domingo, 1 de mayo de 2011

De estrés, sistema inmune y médicos

Llevo un mes sin pasarme; eso supone que si antes me leían 5 personas las probabilidades se reducen a 0,1 de que alguien se pase. En fin, tranquilidad.

Todo esto empieza por un precioso trabajo de esos tres que hemos tenido que hacer este cuatrimestre. Uno ya está superado; dos están sin empezar. Este del que vamos a hablar es uno de esos cuervos que otean sobre el horizonte EXÁMENES.

Total, que estamos a las 2 en Inmunología (sí, siento decepcionaros, pero la asignatura no era precisamente bioestadística) comentando todo lo que nos pasa en exámenes. Psoriasis, herpes zóster, calvas, vómitos, reacciones atópicas... la señorita tuvo un estupendo muguet, que es algo así:


Sí, como tener gotelé en amarillo pollo en la lengua.

El caso es que hay un estudio que demuestra que el colectivo de estudiantes de medicina en exámenes en América es el más propenso a tener enfermedades.

Vaya, qué sorpesa. Han descubierto el fuego.

La clase en exámenes, parece Vietnam. Todos parapetados contra los pupitres trapicheando con ibuprofenos y paracetamoles y cafeína. Cuando lo cuentas, obviamente, nadie te cree. "Todos tenemos exámenes". Pues será por el formol, pero los estallidos de lágrimas son relativamente comunes. De alguna forma se marca una tensión que ni en OT 1 cuando las expulsiones (para los estudiantes de medicina, OT de Operación Triunfo, no de oxitocina).

El estrés es malísimo, y esto a nivel de todos los colectivos. El estrés sube la tensión y hace que el corazón trabaje más, aumenta el nivel de adrenalina y noradrenalina en sangre, nos cuesta dormir o necesitamos dormir demasiado, comemos cantidades desiguales y a deshoras y baja el sistema inmune. Radicalmente.

El herpes zóster es el virus de la varicela que queda residente en los axones periféricos, es decir, en los nervios de la piel y cuando el sistema inmune no les pide los papeles; ahí vuelve a salir. De la misma forma, mi muguet se produjo porque aquí mis amigos los blancos decidieron dejar de controlar el trapicheo de glucosa de las cándidas en mi boca y se arrejuntaron demasiadas.

A nivel molecular, las consecuencias son aún peores.





Estos de aquí son unos cromosomas. Los extremos en rojo, los "finales", se llaman telómeros. Cuando la célula se reproduce, (te haces una herida y tienes que fabricar piel), esos telómeros no se pueden copiar del todo y cada vez se hacen más pequeños. Una vez que son demasiado pequeños, la célula muere. Y de ahí, queridos amigos, por qué envejecemos.

Muy a grosso modo, pero este es un post en el que quiero hablar de lo atormentados que estamos los médicos.

El caso es que, con el estrés, esos telómeros se acortan más rápido. Todos conocemos a personas que durante una temporada con muchos problemas tienen peor cara, parecen más viejos. Bueno, pues se cree que tiene mucha relación con los telómeros.

Para vuestro alivio, se está investigando cómo dejarles con su longitud original mediante una enzima llamada telomerasa; pero el mecanismo de envejecimiento nos protege de cáncer. Así que la cosa no es tan fácil.

Por último, un dato de humanidades. Los griegos ya creían que si se ponían en comunicación el soma, con el logos, con la psique se llegaba al theus, y esto nos invadía de bienestar. Es decir, que si conectamos el cuerpo con la inteligencia y el alma o los sentimientos podemos conectar con la divinidad, con el exterior, y nos sentiremos bien.

Hoy lo podríamos traducir como que si mantenermos a nuestro cuerpo bien alimentado y movido, nuestra capacidad intelectual activa e intentamos sentirnos tranquilos probablemente no acabaremos los exámenes como expatriados.

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