jueves, 29 de septiembre de 2011

El valor del esfuerzo

Todo esto viene a raíz de una conversación de descanso mientras comíamos ranas de chocolate (no, mentira, KitKat es lo más parecido que hay en la complu, pero después de algunas clases el chocolate es necesario contra los dementores...) en el que nos enteramos de que una persona a la que queremos mucho ha conseguido después de muchísimo esfuerzo encaminarse en dirección a su sueño.

Y de aquí surgió una conversación, en la que mis amigas afirmaban que todo es posible. Pero yo creo que no. Bueno, no hace falta decir que suelo ser la nota pesimista-realista, pero tengo mis motivos para pensar que no todo es posible.

Primero, a mí me parece que uno tiene que asumir sus limitaciones. No entiendo por qué esto le parece a tanta gente muy negativo. Supongo porque en el fondo se confunde asumir las limitaciones con autoponérselas. Y no tiene nada que ver. Cuando empezamos anatomía y estábamos viendo la inervación del brazo, el profesor nos dijo que con práctica todo se consigue, sólo que algunos necesitamos más y otros menos. A lo mejor yo podría llegar a ser muy buena jugadora de baloncesto, pero tendría que echarle muchas más horas que un tío de 2,10 que lleva jugando desde los 7 años.

Mucha gente decide no medirse, tanto por un lado como por otro. Yo sé que ahora mismo ando totalmente descompensada, pero es lo que hay. Es lo que hay si quieres que tus clases consistan en ver una reconstrucción mamaria, como me han contado por ahí...

Y paso con esto al siguiente punto, ¿merece la pena esforzarse? Para mis amigas es un valor seguro. Para mí depende totalmente de la persona. Es difícil saber hasta dónde puedes llegar, pero saber hasta dónde quieres esforzarte para llegar no lo es tanto. Cuando esta amiga nos contaba los comentarios bien intencionados que minaban su autoestima, yo contesté que algunos irían a malas, pero otros serían simplemente consejos. Con el tema Selectividad me planteé muchas veces como segunda opción Biología. Soy de ese porcentaje que estudia medicina porque le interesa el cuerpo humano, y el tiempo me demuestra que no me he equivocado. Por eso pensé que estudiar seres vivos en general me sería más satisfactorio que aprender a tratar enfermos como pueda ser Enfermería. Y siempre tuve claro que uno puede tener mala suerte y que la primera opción no tiene por qué tocarte.

No me parecía que Medicina mereciera un viacrucis universitario.

Un año después, tuve un calvario en el Gólgota y todavía no he resucitado.

Así que realmente, uno y solamente uno valora lo que es necesario. Este chico, conociendo de cerca su sueño, creo que ha medido muy bien sus posibilidades y cuánto quería dar - que ha sido mucho, por cierto -. Y aún le queda, le queda mucho, pero se ha demostrado a sí mismo que puede con todo.

No me gustan los optimismos ciegos y descarriados, porque al final se acaban quedando en una vana sensación de poder que nunca conduce a nada. Pero tampoco el pesimismo pragmático del que hago gala en muchas ocasiones.

Tienen razón mis amigas, ya va siendo hora de que esto aparezca en mi vida:








 
PD: nuevo album de Kasabian. Ya tengo un concierto de The Horrors pendiente, pero si Kasabian no cae en exámenes no me lo quita nadie
 


viernes, 23 de septiembre de 2011

Cómo sobrevivir a 1º de medicina

Hoy es uno de esos días desmoralizantes en la carrera de Medicina. Cuando salen los nenes de primero (la verdad es que me sacan una cabeza todos, pero ya se sabe), con su carita de ilusión galénica y su expresión de herederos de la tradición médica que te venden en el discurso del primer día y nos ven a nosotros, con nuestra cara de asco y de cansancio, arrastrando las batas y escaqueándonos de prácticas y de teoría y nos miran como si no entendiéramos la suerte que tenemos.



En fin, cómo se nota que de momento ellos han visto lo que es un decúbito supino y a los prearistotélicos. De momento, nadie les ha aprobado de aprobar por parciales por 9...

Así que, para aquellos cuyos sueños sigan impecables (aunque un poco tarde, porque creo que yo tuve el primer parcial a finales de septiembre), un manual de Cómo sobrevivir a 1º de medicina.

  • En tu colegio tú eras un pequeño copo de nieve, grande, enorme y precioso. Olvídate de aquellos tiempos. Olvídate YA. Tú clase va a estar llena de los copos de nieve preciosos de cada colegio. De los peces grandes. ¿Sabes cuando en los documentales salen los tiburones de Malasia y alguien pierde un brazo? Tú eres el tiburón feo. Olvídate ya del protagonismo. 
  • Antes hemos dicho que todos ibais a ser peces grandes en estanque pequeño. Bien, mentalízate desde ya que hay peces más grandes que tú, que estudian más que tú y que sí van a aprobar. No dramatices con lo difícil que es la carrera entre compañeros; la mayoría de ellos aprobarán echándole más codos que tú u organizándose mejor.
  •  Como has podido leer antes, ESTUDIA. Esto no es el instituto, aquí el profesor de física y química no va a ser tu colega. Tienen al 90% de la clase dejándose los codos estudiando, ¿crees que les va a importar que a ti no te parecieran interesantes las vesículas de clatrina, el canal del pulso o la glicólisis? Obviamente, van a suspenderte sin que les tiemble la mano. Además de que, aquí no se estudia como en el cole. Aquí no vale que te acerques ligeramente a la respuesta correcta y vean que has estudiado. Aquí o te lo sabes, o a Septiembre. La elección es tuya.
  • Ni los profesores son tus colegas ni te van a facilitar las cosas. Desde apuntes imposibles hasta prácticas aburridas; abrir cadáveres, pincharte la mano o dejar que tu grupo de prácticas te vean las tetas. Te toca aguantar. Luego tendrás pesadillas, catarros, acné... eso sí, piensa que estás ganando papeletas para el Nirvana. Y para terminar la carrera.
Pero, también decíroslo... se aprueba. Yo me he limpiado todo 1º, cuando pensaba que no me libraba de repetir dos mínimo en 2º. Y aquí estoy, desesperándome pero con el curso limpio. Es cuestión de estudiar desde el primer día, de organizarse bien, de desesperarse pero seguir levantándote cada mañana...

¿Resignación? Totalmente. Creo que poca gente tiene complejo de zapatilla crock.

¿Merece la pena ser médico? Aaah, eso no lo sabemos. Menos sin haber pisado el hospital, como es mi caso, pero aún así creo que ser médico dista mucho de ser el que coge apuntes en un atmósfera más incómoda que los relatos de Chuck Palahniuk

Una vez me dijeron que las personas sabias son las que distinguen lo que pueden saber de lo que no. Yo no puedo saber si ser médico es lo mío. Pero sí sé que me encanta aprender todos estos temas frikis de neuronas y reacciones (aprender, que no estudiar). Así que, aunque con el primer trancazo estudiantil del año, me quedo.

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Alguien comentó a mi petición de dejar un comentario sobre el consejo que le daría a alguien que acaba de entrar en medicina.

"HUID" L. Monkey





lunes, 19 de septiembre de 2011

Agradecimientos

Pues sí, hoy tengo que hacer una ronda de aplausos. Porque hoy me siento en clase tan limpia y pura como la chica que se va a Hollywood y su conocimiento de la maldad se limita al niño que le tiraba de las trenzas en su pueblucho de Texas.

- A L. Acuarelas y R. por sus apuntes de fisiología. Sin ellos aún pensaría que el corazón lleva pilas.

- A R. por sus magnifícios apuntes de bioQ caligrafiados. El metabolismo tuvo un sentido nuevo gracias a ellos.

- A L. Monkey por venirse algunos días a la biblio conmigo. Creo que a ambas nos vino muy bien, ¿no?

Una mención honorífica especial a Álex. Porque soportarme en exámenes tiene mucho mérito. Soy como una masa enfermiza blanquecina de pupilas dilatadas que pierde agua por todos sus poros. Vamos, como si un Cullen se tira a Bob Esponja. El caso es que él siempre arrastra de Ecullen Esponja y parece no importarle. O guardárselo para cuando pueda gritar sin estar bajo los efectos de la esquizofrenia.

Y otra para mí. ¿Por qué no? Porque estas calificaciones me han sabido casi tan bien como la matrícula de bachillerato. Con la diferencia de que en estas he dejado sudor, lágrimas y sangre. La sangre es literal; todos sabeis que estoy a base de carne roja... (es lo que tiene que ser una violación de un Cullen). Pero aún así yo me lo he currado.

Quién me lo iba a decir en Enero.

Quién me lo iba a decir en Septiembre.

 

Todos sabeis que en Septiembre suelo encapricharme oportunidades que no son mías. Pero igual que por casualidad encontré una carpa en mi regazo cinco meses después, esta vez me he tenido que meter en el fango para encontrar el koinobori que colgaré en mi ventana.



martes, 13 de septiembre de 2011

Me siento parasimpática

Hoy me siento parasimpática.

Me ha vuelto el color a la cara, lo que significa que se acabaron los días de vasoconstricción facial y aspecto de novia cadáver con costras. Las contracturas del trapecio y esternocleidomastoideo han desaparecido por arte de magia. Incluso fistu me ha dejado hasta los próximos exámenes. El sistema inmune sigue bajo mínimos, he decidido autosuplementarme con probióticos y vitaminas. Si no funciona, mearé prácticamente Channel, ya que el cuerpo toma las vitaminas que necesita y el resto las orina, pero seguro que los de la Cruz Roja me lo agradecen.

Esta tarde toca una sesión de cambio radical y redescubrimiento del final del verano. Me llevaré a Echo y a Diana que han estado cogiendo mierda en las estanterías desde LDN. Para mí el fin del verano va a durar hasta que los estudios vuelvan a convertirse en las SS y me lleven a Bibliowitz.

El otro día estábamos comentando las sufridas de Medicina y yo que las asignaturas de este año no nos llaman nada. O sea, que aparte de matarte estudiando, nos va a tocar matarnos a estudiar por algo que no nos gusta ni va a tener utilidad práctica ni nada... aún así, yo me he hecho mis promesas este año:

- Sacármelas todas. Tirando a lo realista, no dejarme ninguna sin estudiar. Estudiar en verano es 10 veces más fáciles si te las preparaste cutremente antes y al menos conoces el temario e hiciste algo por entenderlas.

- Dejarme los viernes para mí y currar más los domingos.

- Sacar más la cámara.

- Dejar el look "presa de Bibliowitz" salvo para el día antes de los exámenes, o en su defecto, los meses de exámenes. Esto está prácticamente conseguido, pero por si acaso, lo pongo por aquí.

- Comprarme ropa nueva. Acostumbrarme a llevar tacones... (¡JA!)...

- Buscar acompañada de E. y D. sitios nuevos por Madrid

- Achuchar un poco más a Álex

No quiero ponerme de objetivos muchas más cosas, porque se me van a olvidar. Estoy pendiente de ver si puedo hacer un apaño para desarrollar mi vena creativa y pensativa, ya que mi vena zombie está vasodilatada a tope.

 

Edito: los estudiantes de medicina estáis cordialmente invitados a contarme qué efectos os ha producido medicina y qué consejos daríais a los que van a empezarla. 


sábado, 10 de septiembre de 2011

A petición de Swanney

Hola, soy Hermione Granger.

Me he comprado una especie de bola dorada hortera. Es mi giratiempos.

Funciona pensando mucho.

Ahora estoy matriculada en dos universidades a la vez.

¡Qué estresante es la vida de una chica perfecta...!

Superación y el chico al que sus padres deberían de haber llamado Laika

En un prinipio tenía pensado titular esta entrada como Éxito vs. Superación; luego me he dado cuenta de que el éxito está implícito en la superación. La superación en el éxito no; a Belén Esteban me remito.

Todo esto viene de dos motivos; uno, que el chico al que sus padres deberían de haber llamado Laika ha vuelto a superarse a pesar de tener una nueva dificultad en su vida (parece un culebrón barato con un chico buenorro de protagonista, yo estoy enganchada). El otro, una conversación en el VIPS en la que tuve que pedir a mi interlocutor que me recordara lo que había pedido. Sí, en ese estado se encuentran mis neuronas. Pero ese es un tema aparte.

El caso es que yo le decía que la base para superar medicina está en la superación; él decía que está en aprobar y yo en superarte a ti mismo estudiando. Creo que la verdad - MI verdad - está en un término medio.

Cuando me di cuenta de que los exámenes de medicina no se aprueban estudiando el día de antes e yendo con una gran, graaan sonrisa, me planteé estudiar para aprobar, labrarme un porvenir, etc... y como dos semanas más tarde la preocupación fue en aprender a hacer el pino para vivir de perroflauta en Amsterdam. Juiciosamente, me dijeron que con mi estilo de vida, el perroflauta no me va nada. Y es verdad, teniendo en cuenta mis defensas, a mí la mierda me come, pero me come de verdad.

Con todo esto, quiero decir que a mí no me funciona poner las recompensas en algo extrínseco. No soy ambiciosa. Si yo este verano me he apuntado a inglés no es para sacarme el Proficiency; es porque notaba que estaba perdiendo fluidez y me gusta entender el inglés. Punto. Si voy a clases de literatura y pensamiento no es porque quiera suplantar a Palahniuk; (ni como Stephenie Meyer pero con más tabaco), es porque soy feliz haciéndolo; si es que se puede llamar feliz a una actividad. 

No es que sea feliz estudiando, pero pensando en un duplex y en unos pasillos a lo Anatomía de Grey no me merecía la pena echarle horas y horas hasta que mi culo pareciera tan plano como un taco de apuntes. Que además, si la universidad pasó de ser una mezcla entre American Pie y La Sonrisa de la Mona Lisa (sí, con 10 años me gustó esa película) a Ranciocina, no creo que en el hospital tengamos embarazos ectópicos ni gente empalada por las vías de un tren ni esas cosas. 

Ni gente guapa, empezando por mi moño-peineta-bic en exámenes. 

Así que, me propuse estudiar para superarme a mí misma. Y fue lo único que me hizo reaccionar. Superarme a mí misma y no ser un deshecho social en una carrerita fingiendo que tengo 17 años aún. No por medicina. Medicina se puede dejar; de una forma más fácil de lo que se deja la cocaína. Pero un trabajo tras otro no. Ni un hijo. Llegado a un determinado momento, te planteas si quieres dejar algo porque no es lo que te gusta o porque no puedes afrontarlo. Está claro por qué me lo planteé. Y está claro la decisión que tomé. Y qué ocurrió al final.

Lo que pasa es que para tomar esa decisión, yo llevo un bagaje emocional muy sano, de un entorno que me quería y me aportó la suficiente autoestima como para demostrarme que yo no estoy por encima de cualquier obstáculo sino que tengo la fuerza suficiente como para sobrepasarlos. 

Pero alguien que ha conseguido un logro mucho más importante que yo, no ha tenido ese entorno. Si algo han hecho por él, es hacerle de menos; constantemente, desde el mismo instante en el que apareció su amasijo de células moviéndose. Y ahora, con su esfuerzo, él ha conseguido llegar mucho más lejos de lo que quisieron hundirle. Ayudado sí, pero con toda su voluntad. Y esta voluntad ha significado el descubrimiento de una dificultad latente. 

Sé por qué ha tomado esta decisión; pero creo que ni él mismo se da cuenta que la cosa va más allá de dónde viviremos. Por lo pronto, a mí me ha demostrado que se puede todo:


C'mon Alex, you can do it 

PD: Conversación de besugos con Swanney sobre nombres. Por cierto, se dice así; Wie heisst du? (no me voy a poner a buscar la "es set" o  cómo se escribiera por un quítame unas pajas). Parece ser que después de tres años sin tocar alemán me acuerdo de más cosas de las que debería.

PD2: ayer abrí mi libro de die Österreich sobre Klimt y encontré esto:





Klimt, tan sublime como siempre. Algún día haré un post de la Medicina de mi vida, con todas las imágenes que me gustan y recogen mi sentir por ella.

Estoy obsesionada.

Se lo decís a mis GABA.


viernes, 2 de septiembre de 2011

Slaughterhouse 5

Más conocido en español como "Matadero 5".

Un profesor de inglés genial me recomendó el libro por segunda vez consecutiva; y como hablaba estupendamente y tenía una opinión lo suficientemente formada como para saber que no me iba a recomendar Ángeles y Demonios, decidí sacarlo de la biblioteca.

Normalmente cuando leo en inglés no suelo ser tan crítica, porque me cuesta más desdoblar la mente en "qué estoy leyendo" y "qué me quiere decir". Así que entiendo totalmente el texto pero soy menos crítica. Aún así, no me pareció ver en una primera lectura por qué no nos lo habían recomendado en la ECH. Luego me habían dicho que sí lo habían hecho. No me extraña.

El libro me ha gustado, y mucho.

El prólogo ya es desolador. Un hombre - Kurt Vonnegut - que quiere escribir sobre el bombardeo de Dresde, el Hiroshima europeo. Por lo que yo sé de historia, cuando los alemanes perdieron la guerra, los aliados les dijeron que bombardearían las ciudades que tuvieran más de X habitantes. Así por que sí, destruyamos cultura. El caso es que si el límite estaba en 500000 habitantes, Dresde, la Florencia del Elba, andaba por los 350000. Y aquella mañana la gente se levantó a trabajar. Sin miedo a las bombas. Los médicos trajeron a niños al mundo; y los carniceros despacharon filetes y alguien prepararía un guiso especial. Y luego kaboom; la Luna al descubierto. Kurt Vonnegut lo vio. Eso dice él.

Y después del prólogo, viene la historia de Billy Pilgrim (curioso apellido). En el primer capítulo te la cuenta entera, nace, se va a la guerra, está en el bombardeo de Dresde, vuelve, se hace optometrista, pasa un tiempo en un psiquiátrico, se casa con una chica que no puede dejar de comer, se hace el dueño de la compañía de su padre, tienen dos hijos. Entonces él tiene un accidente de avión siendo el único superviviente; pero teniendo recuerdos de haber sido abducido por los Tralfalmadorians (tralfalmadorianos, supongo en español) y de haber sido capaz de viajar en el tiempo a lo largo de su vida.

Esto es una mera excusa para el propósito del libro; que para mí es el horror y el absurdo de tratar de entenderlo.

Una imagen que destacaré fue, cuando Billy habla de la guerra a los Trafalmadorian como estos cierran sus manos sobre los ojos. Me lo imaginé como un movimiento calmado e inocente; nosotros lo vemos todo pero nos negamos a repetírnoslo constantemente. No podemos más, y como no podemos más lo ignoramos.  




Por lo que he puesto anteriormente, la novela es totalmente atemporal. Es una historia lineal contada a trompicones, según el viaja a través de ella. Y la forma en la que se describe el absurdo del horror es brutal. Ahí tiene una cierta reminiscencia a Apocalypse Now, con el grupo de niños soldados (no en vano el libro "se apellida" The Children's Crusade) y el patetismo de la guerra. Hay una frase que dice algo así como the German officers were waiting for all the brave and courageos American soldiers. All they found was a bunch of thin, crooked men walking slowly down from the train. One of them was wearing no shoes, and also a civil coat which left uncover most of his arms. En esa línea va el libro.

También tiene unas metáforas estupendas, y unas contradicciones que elevan a la voz sosa que te narra con toda tranquilidad la experiencia alienígena de Billy Pilgrim. Incluso los caramelos que come su mujer significan algo. Y para mí, eso dice prácticamente de forma automática merece la pena leérselo. 

A veces se repite más que el ajo y algunas partes se hacen un poco pesadas, pero en general es un libro muy, muy bueno y muy recomendable.




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Tengo ganas de escribir y ponerme autobiográfica. Pero no de la mía; o a lo mejor sí. Me he leído el Adversario y me he dado cuenta de lo fácil que es fingir que sigues estudiando la carrera. No sería la primera persona en ir a prácticas sin haber pisado la facultad de Medicina un sólo día. Es curioso que el tío elijiera esta carrera y eso le desquiciara tanto. Probablemente estoy viendo cosas donde no las hay, pero me resulta curioso que justamente eligiera esa vida con la carrera de medicina. 

Tengo compañeros que cogen apuntes para ser leídos por otros y susceptibles de tener un estallido tan silencioso y tan violento, aunque espero que no lo hagan.

Todo esto es del Adversario, libro sobre el que divagaré algún día. 

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Después de tanto estudiar bioquímica, me he acordado de una frase que alguien dijo que sonaba a algo como "No, yo como muchos donuts, lo que pasa es que pienso mucho y los quemo."Así que un día de estos explicaré qué son los cuerpos cetónicos y qué pasa si consumes más azúcar del que necesitas.

  

jueves, 1 de septiembre de 2011

De bibliotecas

Tanto tiempo en las bibliotecas me está llevando a una obsesión malsana por ellas. Cada vez más las analizo con más detalle; distingo las pisadas de unas flip-flop a deportivas a bailarinas; elijo mi spot cuidadosamente seleccionando entre luz, temperatura, vistas y compañía; tengo fichados los baños, las expendedoras, los céspedes y los rincones solitarios... todo eso de 9 a 9. Amortizo bien el día.

La fauna de la biblioteca de medicina es aburrida; ya nos conocemos todos las caras. Modelos de anuncio de Ralph Lauren. Intentos de modelos de anuncio de Ralph Lauren que salen en los panfletos de la pescadería de su padre. Pijales que llevan la raya del pelo combinada con la raya del polo. Tirados. Más tirados. Gente normal de boli en la cabeza o la camiseta un día sí o un día no.

Lo divertido son las bibliotecas "generales".

Después de mi intento fallido de estudiar en la biblioteca de mi barrio, me he ido a "otra" más guay, con más luz y más expendedoras (aunque echo de menos el Carrefour de las coca-colas a 70 céntimos el litro y medio).

Fui por las condiciones de estudio. Me quedo por la gente.


  • Modernas: como se han dado cuenta que el look de polito claro y vaqueros de los 80 no estaba lo suficientemente desfasado, han decidido dar el siguiente paso. Eso significa combinar gafas al estilo Rayban años 50 de las que llevaba su abuelo, con un estupendo estilo capilar de loca despeinada de la época Victoriana (con el mismo rubio desteñido que da el agua oxigenada), camisetas de puntilla recortadas de un camisón y chaquetas al más puro estilo proletario. Normalmente, estudian Derecho, Empresariales y las más modernas publicidad.
  • Modernas religiosas: mismo look que la moderna vintage, pero con crucifijo de las JMJ o en su defecto, cruz fashion. La longitud de sus pantalones cortos es inversamente proporcional a la de su crucifijo. Eso sí, por arriba blusa ancha. 
  • El modelo de colonia: pelo despeinado, camisa a rayas en tonos pálidos o si es muy moderno camisa de cuadros; bermudas, alpargatas esparteñas. Cuatro collares de chiringuito de playa y una pulsera tobillera que te regaló tu novia / tu amiga de la playa; con la que sales en todas las fotos del yate. Son tan auténticos como tu bronceado marítimo, a coste de papá. Y tan feos como sus descendientes.
  •  Los playeros: son la versión cutre de los anteriores. Parece que se habían levantado para bajar a la piscina de la "urba" y al darse cuenta de que estamos en Septiembre hubieran sacado el bronceados y metido a cascoporro unos apuntes. Con esos pantalones de telita y esas camisetas manchadas de césped, casi te esperas que como Aquaman dejen un chorrillo de agua cuando se levantan de la silla. Alternativa a esta versión están los rastas-no-me-preocupa-mi-imagen; que llevan ochenta anillos en el pelo. 
  • Pokeros NO; GRACIAS
Esta entrada es una sosada, pero está en mi lista de pendientes, que de momento incluye:
  • Cómo estudiar en verano
  • Slaughterhouse 5
  • El relato de Swanney in English
  • Cómo afrontar primero de medicina y no morir en el intento
  • El adversario, por qué me gustó más Capturing the Friedmans y por qué entiendo que haya gente que finja matricularse en medicina
Pero como cierro bibliotecas, con calma. Por lo pronto dejo esta foto:

 El martes me enfadé con Álex porque se quedó sopa; así que decidí que mi arroz iba a estar muy aguado también. Cogí uno de los tuppers más grandes que tenía por casa y le eché aquella pasta blanquecina con un pequeño toque de tomate Orlando. Sin sal.

Creo que su intento de no comerse aquella amalgama fue una de las mejores cosas que me ha pasado en mucho tiempo. Casi, casi, un momento no vivido.



Soy algo más visual...

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