martes, 29 de noviembre de 2011

Sin ganas



No tengo ganas de nada. 

No tengo ganas de estudiar, ni de ir a clase, ni de ver la tele ni de hablar. Será por eso que me cuesta tanto escribir, que llevo atascada 2 semanas con un relato porque está tocando mi zona de comfort...

El caso es que cuanto más lo pienso, más cuenta me doy: no es culpa mía. Sí, es verdad que yo tengo predisposición a ponerme triste con los cambios estacionales de luz (como todos, creo), pero creo que algo influye ir a examen por mes desde Septiembre.

¿Por qué no respetan los ritmos?

El otro día, una profesora en la facultad que debe de llevar más tiempo que las mesas de la cafetería, dijo que en sus tiempos no daban 10 minutos entre clase y clase. Pues estupendo, pero si los habrán puesto será por algo, ¿no? Porque es importante hablar con tus compañeros, ir al baño, tomar algo que te dé un subidón de azúcar, enviar un mail o fumarte un cigarro si es que te relaja y te ayuda a reconectar. Porque verían que los estudiantes se concentraban mejor y se hacía más fácil dar la clase.

Llevo empalmando exámenes desde Septiembre. Empecé a estudiar en Agosto, y desde ahí, non-stop. Porque una semana con clases y trabajos, señores docentes, no es un stop. Es un ojo del huracán, y sabes que aunque te claves con chinchetas al asiento de la biblioteca te va a pillar volviendo a la rutina.

Pues sí, estoy cansada, estoy harta y me apetece tener una fiesta para rascarme la barriga, estar con mi novio al 100% y no pensando en qué me queda por estudiar y echarme un vicio a los Sims. Me apetece salir de fiesta un poco putilla y beber un poco de más, sin estar cansada o con sueño porque me levanto a las 7 menos cuarto para estudiar.

¿Cuánto te cunde estando en esta situación? ¿Cuánto aprendes? Qué pasa, ¿al Estado le interesa que estés amargado para que así despaches a los pacientes rapidito?

Por lo pronto, para mí renal está siendo un cólico de riñón.






Concierto de The Horrors el viernes. Espero que esté a la altura y no se pongan a indicar fallos de sonido. 



lunes, 21 de noviembre de 2011

Dios proveerá

Todo el día hablando de "lo que nos espera". Todo el día y toda la noche, con optimismo o pesimismo absoluto.

Hay un cambio, sí, pero un cambio mandado por los mercados. ¿Algún político tiene ahora libertad para tomar sus propias decisiones? Las económicas, al menos, vienen de Europa, y Europa ahora mismo depende de los mercados. Cambia el matrimonio y quita el aborto, poco más puedes hacer si no hay dinero.

Además, ya sabemos las políticas que van a venir de Europa: recortes.


Pero ojo, que ha sido el PSOE el que ha reducido dos veces el sueldo a los funcionarios.

A mí lo que más me molesta es hablar de "crear empleo" como si a ellos se les fuera a aparecer el Dios Yuppie con la creación de empleo neo-liberalista. Pero el Dios Yuppie está furioso, su ira bíblica cae sobre el pueblo sin causa lógica, como en el libro de Job. Y como en el libro de Job, preguntamos a ese ser abstracto "¿Por qué?".

Yo fui a votar. Creo que hubo mucha gente que se sacrificó como para que tú te quedes en casa porque llueve.  Y estoy orgullosa de haber votado y de a quién he votado.

Aunque los mercados controlen los gobiernos, que sepan que hay gente que no vamos a dejar que nos quiten la democracia. Democracia, de entre lo malo lo mejor.

Por cierto, por si no lo sabeis, al final a Job le devuelven una casa nueva, con nuevos hijos y nuevas mujeres.

El Dios Yuppie del Neo-Liberalismo nos dio casas con el ladrillo. ¿Qué nos dará ahora para mantenernos contentos?



viernes, 18 de noviembre de 2011

El año definitivo

Este es un relato que escribí para mis clases de literatura pero que no mandé. ¿Por qué? Porque no hacía honor al título que nos habían pedido. A ver qué os parece. Me gustaría, - si alguien se lo lee -, que me dijera de qué le parece que trata; es decir, si pudiera decir qué intenta de expresar.


EL AÑO DEFINITIVO

Recuerdo a este hombre. Recuerdo su barba blanca y su camiseta en rayas azules y blancas. Lee a Hemingway y bebe café mientras nosotros hablamos sobre la independencia. Dos días después, Jorge y yo lo dejamos.
La primera nota apareció un mes después. Estaba pegada por fuera de mi taquilla. El burdo “te vamos a matar” fue a la papelera. Jaime soltó una carcajada aguda mientras comprobábamos el candado.
-          Habrá sido algún idiota – dijo él.
Otra nota con un “de esto no te escapas” apareció en la biblioteca por los finales de diciembre. Esta vez Jaime me pidió por favor hablar con la bibliotecaria.
-          ¿Estabas sentada en este sitio?
-          No.
-          Pero no está dirigida a ti, ¿no?
-          No.
-          Pero le mandaron otra nota hace poco, en su taquilla – dijo Jaime.
-          ¿Dónde está?
-          La tiré.
La bibliotecaria me aseguró que vigilarían mientras dejaban la nota sobre una pila de libros. Jaime me acompañó a casa aquella tarde. La luna del parabrisas nos separaba de la niebla ambarina. Me preguntó si estaba preocupada.
Fuimos a la policía con la siguiente nota. Era una foto, aparecía el Landrover de Jaime en el parking de la facultad.
-          Tienes un exnovio con el que lo dejaste recientemente, ¿verdad?
-          Hace tres meses.
-          ¿Qué pasó?
-          Yo no quería continuar con él.
-          ¿Le ves capaz de hacer esto?
-          No.
-          ¿Seguro?
-          Bueno, podría hacerlo… pero creo que no querría.
Dicen que en la facultad hay fantasmas. Llegan cadáveres prácticamente todos los días, los almacenes rebosan de cuerpos en junio. El frío en ciertos pasillos se metía en los muebles y en las paredes, caía hacia el suelo como jirones de vaho húmedo brillando con el reflejo aséptico de los fluorescentes.
Jaime me llamó y me pidió que habláramos. Le dije que no hacía falta. Él me dijo que no quería dejarlo de esta forma. Ni siquiera habíamos empezado. Mis padres me habían prohibido ir y volver sola de la facultad. Mis amigas me acompañaban al baño y al comedor. El pasillo que daba a las taquillas tenía las luces apagadas, sólo se reflejaba la luz azul de las máquinas expendedoras y un fluorescente lejano. Aquel día, me llevé los libros a casa.
Jorge me esperó un día a la salida de clase. Le expliqué toda la historia comiendo. Después de darme un cleenex me dijo que tenía muy claro que quería volver conmigo. Me preguntó qué opinaba.
La última nota que vi, ni siquiera estaba escrita. Jorge y yo íbamos a vaciar mi taquilla en junio cuando vimos la puerta abierta, aleteando furiosamente. Jorge salió corriendo hacia el final del pasillo mientras yo hacía una bola con el papel y lo dejaba caer en la papelera.
Recuerdo a este hombre. Recuerdo su barba blanca y su camiseta en rayas azules y blancas. La primera práctica que tuvimos después del verano fue de anatomía, el olor dulzón, asfixiante y químico del formol. Recuerdo a ese hombre porque está en mi mesa de disección.

martes, 15 de noviembre de 2011

Tres en uno no es uno en tres

Siempre he pensado que las grandes reformas en este país se le ocurren a monos borrachos fumando puros. Por ejemplo, el plan Bolonia, la nueva ley del suelo o el aeropuerto en Ciudad Real. Si no, no te explicas que adultos con formación puedan no entender la distribución por climas en España que se estudia en 4º de primaria.

El caso es que yo me supongo que en una convención de monos alcohólicos fumando puros, uno debió de tener la brillante idea de hacer tres exámenes en un día.

"Total, si en tres asignaturas tienen que dar el mismo sistema, ¿por qué no ponerlos todos juntos?"

Pues no. No porque:


  1. Lo primero, no das lo mismo. Fisiología y anatomía se parecen como dos vecinos. Sí, los dos viven en el mismo edificio y van a las mismas reuniones y se dan los buenos días en el ascensor, pero eso no significa que sean simbiontes. Porque en mis apuntes sí, se repetía el páncreas, ¿y qué? En anatomía no hablaban de la secreción pancreática y en fisio no decían nada del proceso uncinatus. Ya no hablemos de Organografía. Teniendo en cuenta que entraba la mama y la piel...
  2. Si das lo mismo, es para liarte. En organo había chorrocientos canales sudoríparos, muy parecidos a los de fisio... pero no iguales. Entre anatomía y fisio ya es más difícil, aunque yo tenía dos músculos distintos en el mismo sitio (la magia de mis apuntes)
  3. Ponen exámenes con la dificultad del temario de un mes, pero en el fondo son tres meses de clase. Me explico: está claro que a menor temario del que te examinas, mayor dificultad de examen (en general). Bien, ayer tuve un examen de un mes de clases de todas estas asignaturas. Pero sumados son tres meses. Es decir, en un mes no te tienes que preparar el temario de un mes, sino el de tres meses. ¿En qué se traduce eso? En cerrar bibliotecas. 
  4. Como te salga mal el primero, vas follado al resto. Así de claro. Ya puede ser el último un "señala dónde está la nariz de Bob Esponja" que como te hayan puesto uno chungo, en los otros la vas a cagar. Aparte de que 3horas y media de exámenes, aunque tengas cinco minutos para ir al baño, ya dejan a cualquiera como para razonar un tipo test.
  5. Para mí lo peor es el finde de antes. Si ya los fines de semana me cuesta la vida estudiar porque llego muerta de la semana, si ya el finde de antes de los exámenes lo llevo mal, imagínate repasarte tres exámenes.
En resumen, a mí no me gusta este sistema. Una cosa es tener exámenes parciales difíciles y otra cosa muy distinta es cada mes estarte examinando. Te deja mentalmente agotado, pero además no disfrutas nada.

Digestivo es de momento, para mí y para mucha gente, de lo mejor que hemos dado. Porque es asequible, simple y con la complicación moderada de no estudiar cómo redactar un capítulo de Dora la Exploradora.

Pero a este ritmo de trabajo te da igual estudiarte el hígado que el huevo derecho, ni te enteras de nada, ni te gusta, ni le ves un futuro práctico.

Luego dicen que los médicos están amargados.


Esta imagen es de una disección japonesa del siglo XVII, aproximadamente. Por el siglo XVI en Europa apareció Vesalio, quien revolucionó completamente el mundo de la anatomía con disecciones sistemáticas y la búsqueda de la profundidad en los detalles.

Las disecciones japonesas, como se ve aquí, eran muy esquemáticas. Además por el sintoismo, los japoneses veían impuro cortar la carne humana con un instrumento punzante, así que dejaban los cadáveres en el río para que maceraran. Pasados unos días, abrían la piel del cadáver simplemente desgarrándola con las manos.

Creo que por eso las disecciones japonesas tienen ese toque mórbido y obsceno. 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sábado seriéfilo

He dejado lo de Praga hasta que me compre un cacharro de estos que alargan el puerto USB y encima te traen tres más. Teniendo en cuenta el tiempo del que dispongo y la exigencia de Álex en cualquier cosa electrónica... supongo que antes sale el Gólem de la sinagoga Vieja-Nueva que las fotos de mi cámara.


Este sábado me ha cundido sorprendentemente a todos los niveles. Incluso llegué a la mitad del complejo duodeno-páncreas, aunque la vascularización la he dejado para hoy porque no estaba psicológicamente preparada.

El sábado Álex y yo comimos juntos bastante tarde. Es lo que tiene ir a la ECH, sabes cuándo entras pero no cuando sales. Vino como salen todos los Juniors: flipado, extasiado y deseando volver a madrugar un sábado. Me estuvo contando sobre las clases y sus compañeros. Sorprendentemente, guardo en mi memoria episódica bastante bien la clase que le dieron.

"No sabéis la suerte que tenéis. Aún os queda por ver esas películas que te hacen mella. Luego quedan otras buenas, pero no es lo mismo".

Como comimos a las tantas, nos enganchamos a lo único decente que quedaba: la película de Expediente X.

Malísima.

Absurda.

Noventera.

Pero me encantó. Cuando normalmente te limitas a ver cine del bueno y de pensar, tener una película que te permita dar cabezadas y acurrucarte con tu novio durante 10 minutos sin perder un momento el argumento, es genial. Y si lo pierdes da igual, total el final se masca desde el gancho, que fue donde la cogimos. La verdad es que me apetecía muchísimo - y me apetece - ciencia-ficción barata, poco de pensar, mucho bicho.

Después de otro ratejo estudiando, llegué al final de un capítulo de House. Una locura, no sé cuántas temporadas habían pasado pero conocido sólo estaba Foreman. Si las series envejecen y degeneran, esta mínimo mínimo tenía un Parkinson, la mayoría de los personajes y escenarios conocidos estaban donde Cristo perdió la chancla.

Eso sí, salieron unos pulmones a los que cambiaban el salino y la FiO2. Y como eso lo tengo recientillo y espero que aprobado, quieras que no te hace ilusión.

Luego Álex puso The Walking Dead. Los dos primeros capítulos de la segunda temporada, así que va con spoilers. Tampoco me voy a poner a contar lo que pasa. El caso es que me parece surrealista que aquí el policía del amor, o sea, Shane, pegue ese cambiazo tan bestial. Álex dice que un apocalipsis zombie te marca, y eso queda obviamente explícito, más después de la primera temporada pero... no me lo creo.

Todavía, todavíiiiia... si la decisión la hubiera tomado a sangre fría, se hubiera arrepentido sobre el espejo y se hubiera rapado me lo hubiera creído. Un tío frío con ganas de sobrevivir aun cargándose a un compañero que se arrepiente, pero el muerto al hoyo y el vivo al hoyo. Vale. Todavía me creo que le pegues un tiro a alguien en la pierna para que se lo coman los zombies porque si le das en la cabeza y se muere no les atrae. Bueno.

¿Pero la mueca de malo del final? ¿De qué va? Una cosa es ser el hijoputa que te tiras a la mujer de tu compañero y la otra irte cargando gente en un mundo donde todos nos necesitamos a todos más que nunca. Ahora resulta que el colegio le ha vuelto oligofrénico.

Sí, recuerdo que dejé de ver esa serie porque los zombies molaban, pero a nivel literario parecía que la había escrito gente en descomposición también.

Luego antes de cenar nos tragamos un episodio de Bones en el que había una granja de cadáveres en descomposición. Fantástica. Y ya por último un capítulo de una serie que se llama El cuerpo del delito. 


Suena bien, ¿eh?

El capítulo era de la segunda temporada, pero comeros los spoilers. Así tendréis tiempo de haber algo más interesante con vuestra vida (como las relaciones pancreático-duodenales)

Una forense que aparece en la escena del crimen con su mejor gabardina *sic* y con tacones de unos 8 centímetros. Un zapato muy realista si tu trabajo consiste en estar de pie constantemente. Yo cuando tengo prácticas de anatomía ya salgo destrozada, supongo que ella se habrá seccionado los nervios plantares.

La trama, una basura que ni siquiera llega a enganchar. Esta serie es superada de lejos por Caso Lacrimógeno, digo, Abierto.

Lo mejor de todo: la causa de la muerte es que se le reventó... ¡una arteria del bazo! Vamos a ver, guionistas, ¿dónde ponemos la arteria esplénica, la arteria polar y las ramitas? Me acuerdo de las clases en las que repetimos que la carótida no es la carótida, sino que es la carótida primitiva y quien no lo sepa es un ignorante. A esta mujer, creo que la corrían a bazazos.

Entiendo por qué no suelo ver la tele.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Para los que hace tiempo que no me veis

Quería subir una entrada hablando del encanto místico y bohemio de Praga, pero al ir a subir las fotos (no voy a cogerlas de Internet, que se note que yo tengo una réflex y Álex se dejó el trapecio cargando con su medio kilo por toda Praga) me quedé en la mano con el puerto USB donde tengo conectado el cable del Internet.

"Ah, eso es arreglable, te compras un cable nuevo y se acabó."

No, no. El cable del internet está perfecto (creo). Lo que partí se partió fue el puerto USB del ordenador. Y como además, de los 7 que tengo uno ya estaba jodido y este está conectado a otro, en cuanto se le acerca algo con intención de penetrarlo salta que le duele la cabeza y el PC se blinda rechazando hasta al ratón (el pobre no le ha hecho nada).

Álex me echó la bronca, porque dice que trato el ordenador fatal. Vale, sí, reconozco que no lo limpio desde hace unos 4 años y que puedo tener un nido de iguanas en los cables, pero creo que ha quedado claro que mejor que yo no toque nada.

El caso es que aprovechando esto, voy a poner cosas de mi vida:

- Este año no he celebrado Halloween porque estábamos dando vueltas por Praga.
- Tengo un examen en menos de 15 días que llevo a menos de la mitad. Challenge Accepted
- No fui capaz de ver al Golem.
- El curso de la ECH va a ser un experimento genial. Aunque eso suponga tener aún más cosas que hacer (digo experimento porque ni ellos mismos saben muy bien dónde vamos a llegar. Dios, en una carrera como la mía cómo mola lo no-establecido).
- También me mola neuropsicología, aunque probablemente no consiga matrícula
- Hablando de neuropsicología, el otro día hablando sobre la memoria y la identidad conté lo que nos dijeron en los seminarios de Biblia: recordar nos da una identidad y nos hace conscientes. Totalmente verdad.
- Me apetecería ir un día al Retiro a hacer fotos de otoño antes de que los árboles se deshojen

Tampoco tengo mucho más que contar. Estos son mis cotilleos jugosos jugosos. En una hora tengo seminario de bioquímica. Seminario. Esa palabra más horrible que Auschwitz y la Inquisición. Además, por el bien de mis notas, no voy a coger los apuntes con el ordenador porque sé que acabaría en Pandemium II 


A ver si esta noche soy capaz de subir las dichosas fotos.

PD: estoy escuchando Wagner. En Praga son muy musicales y estaban todo el día dando conciertos. Además, mi madre que se leyó la guía nos contó que cuando Hitler tomó la ciudad quiso que de la Ópera se cargaran la estatua de un músico judío. Los obreros, que debió de parecerles que todos los tíos con barba son iguales y que nadie se iba a dar cuenta, se cargaron a Wagner.

Sí, creo que Hitler fundó Terezin por eso.

También puede ser porque vaya a hacer como el Capitán Charlie y rociar de NAPALM toda la facultad.

Dios, Wagner es un músico de locos megalómanos.

Soy algo más visual...

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