lunes, 26 de diciembre de 2011

Beafeater London Market 2011

Este es el tercer año consecutivo en el que Beafeater trae su London Market a Madrid. Yo me enteré por casualidad, por un comentario del que hablaré luego. Álex fue escuchar London, Market y leer que traían mercados de Camden y arrastrarme.

Este año, el Beafeater London Market tuvo lugar los días 17 y 18 de diciembre, en el instituto Ramiro de Maeztu. Estaba compuesto de 34 puestos de los mercados de Camden, Portobello y Spitalfields. 


Álex y yo decidimos ir el domingo. Como el aforo era limitado y costaba sólo 3 euros, nos presentamos a las 10:30 allí. Aunque el domingo el market no se llenó, tuvimos la suerte de poder dar vueltas y comparar sin codos en los pómulos ni axilas con jerseys (lo cual, cuando mides metro y medio es una suerte).

Nada más entrar, un photocall, una tienda de military goods y Cyberdog.

Cyberdog ocupaba dos puestos enteros. Estaba cerrada, habían puesto sus luces estroboscópicas, su música rave y a dos bailarines a juego con la estética de la tienda: novedosos, atractivos y asequibles. La ropa de Cyberdog tiene un toque hiperfuturista para fiesta, lo que ellos llaman rave. Aunque su vestuario consista principalmente en licra y colores flúor, no pareces una morcilla marciana con él. De hecho, incluso las modelos de su página no son las estatuas del Moloko Bar.



El siguiente puesto que nos llamó la atención fue Black Rose. De este no conocía el nombre pero sí lo había visto en Camden. Un puesto de estilo pin-up algo caro, pero en comparación con las tiendas Rockabilly españolas un chollo. Rebuscando mucho, me llevé una camiseta que tenían en oferta muy sailor y unas pinzas con forma de manos esqueléticas. Lo de las pinzas fue flipante: yo las había visto ya hasta la saciedad y me parecían muy modernas, pero debe ser que los médicos se mueven por otros ambientes para que llamaran tanto la atención.


Los otros puestos nos llamaron menos la atención. Mucha ropa vintage, un puesto de mangos clásicos ingleses con nuevos objetos con un set de afeitado que le gustó a Álex y tres o cuatro puestos de complementos. Yo destaco un puesto de vestidos lolita y otro de vestidos años 50. Cuando fui al baño me encontré con una de las chicas de la tienda de los vestidos años 50 fumándose un cigarro, y como no tengo tiempo para clases de inglés me puse a hablar con ella.

Conclusión de la conversación: "I've been told so many times that in Spain you can't dress like that. It's sad, isn't it?" Me remito a las pinzas de manos en medicina.

Álex se compró en Cyberdog una camiseta de Ravespotting y una bufanda, yo me compré otra bufanda y los dos compartimos una caja de CDs con las sesiones de Cyberdog. Tuvimos la enorme suerte de que fuera el día "Pounds=Euros" así que lo que nos habría costado 120 euros nos salió por 75. Juraría que Álex lloró por no poder llevarse la tienda entera.



Cuando volvimos acompañados por la tarde (porque los echeros no iban a desaprovechar un mercado inglés) habían puesto animación. Un mimo de Charles Chaplin nos entretenía en una cola inmensa mientras un propio pasaba un cartel en el que decía que no se podía pagar con tarjeta dentro mientras que un Mr Bean fingía colarse.

Pagar tres euros por verlo merecía la pena, aunque ni de lejos tenía la esencia boho y punk que caracteriza a Camden (no sé si a Portobello y a Spitalfields, pero lo dudo profundamente). Lo peor, aunque a nosotros nos viniera bien, es que no dejaran pasar menores.

Así fue como descubrí al Beafeater London Market, por una queja de una madre que no podía ir con su toddler. Incluso a una amiga le pidieron el DNI. Yo le pregunté a uno de los organizadores por qué no podían pasar menores y me dijo que porque estaba patrocinado por Beafeater y se vendía ginebra dentro. ¿Y qué? Me refiero, si dejas pasar a un bebé de dos años no creo que ni le den ginebra, ni decida hacer botellón por estar en el BLM. Y lo mismo, si pasa una chica de 15 años dudo mucho que a) beba y b) vaya a hacer botellón con ginebra, porque todos sabemos que la ginebra no lo peta en ningún botellón.

Otra de las cosas que era bastante clara es que era un outlet. Todo estaba lleno de rebajas, y Cyberdog no había traído ropa tremendamente novedosa (de la que sale en su página web). No me quejo, y me parece bastante razonable que así fuera, pero es un hecho. Además, les salió bien la historia: había abueletes con bolsas de Cyberdog bajando por Serrano.


Si tengo que elegir, me quedo con Mr Bean raving:








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